Nuestra comuna de Lonquimay no ha
podido tomar el rumbo del desarrollo. La agricultura familiar y la ganadería
siguen siendo la base del ingreso familiar, principalmente de las familias
rurales. Para las familias que viven en el sector urbano, los ingresos básicos
provienen de los puestos de trabajo que entrega el servicio público (municipio,
educación y salud), las fuerzas armadas y los negocios locales. El turismo
sigue estando contenido y se desarrollan diversos esfuerzos aislados desde los
privados y sector público, lo que no ha podido complementarse en una Marca
Registrada turística para la comuna.
Estos esfuerzos desde los diferentes
gobiernos locales, los privados y las organizaciones sociales; los cuales han
terminado en iniciativas aisladas que no han podido concretarse en una visión
de comuna clara, amplia y sólida. Lo que sumado a las rencillas “politiqueras”
que han hecho que el entramado social este totalmente dividido. Lo cual, solo ha beneficiado a los diferentes
candidatos y alcaldes de la comuna, quienes apuntan al público objetivo que por
años los ha apoyado.
En una comuna donde los privados
locales ni las organizaciones sociales son potentes, el municipio sigue siendo
el ente base para el desarrollo local. Aquí radica, la visión de “botín de
guerra” que se tiene de esta institución para los diferentes líderes políticos
de la comuna.
Por ello, los problemas básicos de la
gente no son abordados desde una visión comuna, sino más bien desde una visión
particular, personalista y subjetiva del alcalde de turno. Las buenas acciones
de un gobierno local, son desplumadas por el nuevo gobierno y las malas
acciones son usadas como argumento en una campaña para llegar al Municipio.
El principal financiamiento para la
comuna depende de la “buena relación” entre el Alcalde de turno y el gobierno
central. Demostrando que las gestiones de los líderes políticos ha estado
focalizada en lo que el Gobierno pueda/quiera entregar para Lonquimay.
Pero no todo es negro y oscuro. Las
nuevas generaciones han podido acceder a la educación técnica y superior,
generando un amplio capital humano para nuestro Lonquimay. Los cuales, al menos
la mayoría, tiene en su formación profesional la conciencia social y las ganas
de aportar a su comuna y sus familias.
Es cierto que no existe una Política
de Estado que permita financiar el retorno de este capital humano en sus
territorios de origen, quienes la mayoría de las veces generan sus aportes
profesionales y entregan sus conocimientos en otras comunas del país.
Por ello, se torna necesario y
urgente buscar y generar las instancias para que nuestros profesionales,
técnicos, estudiantes y lonquimayinos en general, puedan ser un aporte para el
desarrollo local de nuestra comuna. Lo cual, no implique una dependencia del
Municipio o del gobierno regional.
Aquí esta uno de los temas relevantes
y un gran desafío para las nuevas generaciones y los nuevos líderes locales.
Crear fundaciones, corporaciones o instituciones que se transformen en una nueva
voz para Lonquimay, pueda proponer políticas locales, desarrollar proyectos
para la comunidad y ser un aporte social para la comuna.
"Se trata de innovar en la manera como se deben orquestar estrategicamente los actores del mundo social, la banca, el gobierno y las ONGs..." (Héctor Jorquera, Emprendedor Social)
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