lunes, 23 de diciembre de 2013

El foco perdido y el botín de guerra

Nuestra comuna de Lonquimay no ha podido tomar el rumbo del desarrollo. La agricultura familiar y la ganadería siguen siendo la base del ingreso familiar, principalmente de las familias rurales. Para las familias que viven en el sector urbano, los ingresos básicos provienen de los puestos de trabajo que entrega el servicio público (municipio, educación y salud), las fuerzas armadas y los negocios locales. El turismo sigue estando contenido y se desarrollan diversos esfuerzos aislados desde los privados y sector público, lo que no ha podido complementarse en una Marca Registrada turística para la comuna.

Estos esfuerzos desde los diferentes gobiernos locales, los privados y las organizaciones sociales; los cuales han terminado en iniciativas aisladas que no han podido concretarse en una visión de comuna clara, amplia y sólida. Lo que sumado a las rencillas “politiqueras” que han hecho que el entramado social este totalmente dividido.  Lo cual, solo ha beneficiado a los diferentes candidatos y alcaldes de la comuna, quienes apuntan al público objetivo que por años los ha apoyado.

En una comuna donde los privados locales ni las organizaciones sociales son potentes, el municipio sigue siendo el ente base para el desarrollo local. Aquí radica, la visión de “botín de guerra” que se tiene de esta institución para los diferentes líderes políticos de la comuna.

Por ello, los problemas básicos de la gente no son abordados desde una visión comuna, sino más bien desde una visión particular, personalista y subjetiva del alcalde de turno. Las buenas acciones de un gobierno local, son desplumadas por el nuevo gobierno y las malas acciones son usadas como argumento en una campaña para llegar al Municipio.

El principal financiamiento para la comuna depende de la “buena relación” entre el Alcalde de turno y el gobierno central. Demostrando que las gestiones de los líderes políticos ha estado focalizada en lo que el Gobierno pueda/quiera entregar para Lonquimay.

Pero no todo es negro y oscuro. Las nuevas generaciones han podido acceder a la educación técnica y superior, generando un amplio capital humano para nuestro Lonquimay. Los cuales, al menos la mayoría, tiene en su formación profesional la conciencia social y las ganas de aportar a su comuna y sus familias.

Es cierto que no existe una Política de Estado que permita financiar el retorno de este capital humano en sus territorios de origen, quienes la mayoría de las veces generan sus aportes profesionales y entregan sus conocimientos en otras comunas del país.

Por ello, se torna necesario y urgente buscar y generar las instancias para que nuestros profesionales, técnicos, estudiantes y lonquimayinos en general, puedan ser un aporte para el desarrollo local de nuestra comuna. Lo cual, no implique una dependencia del Municipio o del gobierno regional.

Aquí esta uno de los temas relevantes y un gran desafío para las nuevas generaciones y los nuevos líderes locales. Crear fundaciones, corporaciones o instituciones que se transformen en una nueva voz para Lonquimay, pueda proponer políticas locales, desarrollar proyectos para la comunidad y ser un aporte social para la comuna.

"Se trata de innovar en la manera como se deben orquestar estrategicamente los actores del mundo social, la banca, el gobierno y las ONGs..." (Héctor Jorquera, Emprendedor Social)