miércoles, 2 de mayo de 2012

Politiqueria v/s Desarrollo


Cada proyecto, cada programa, cada plan; en definitiva cada peso invertido en mejoramiento en la calidad de vida de nuestras familias chilenas, depende del acuerdo entre entes públicos. Los cuales, lógicamente, son administrados por personas que mayoritariamente son parte o adhieren a algún partido político (por algo están en esos cargos).

Y convertimos lo público en temas partidistas. Y aquí entramos a una zona de conflictos existenciales tan añejos como los mismos líderes de cada partido. Dejando en manos de estas personas (como dicen ellos: con una inmensa vocación social y pública, que hace pensar que muchos son primos hermanos del Padre Hurtado), el futuro de tantas familias, de tantos territorios y de mucha gente que requiere el apoyo del Estado para salir adelante y por ende mejorar su calidad de vida.

Creo firmemente que la pobreza en Chile no es por falta de recursos, sino por falta de conciencia social, por exceso de divisiones partidistas y por egos organizacionales inútiles que hacen que quienes manejan nuestros territorios protejan sus bancadas y sus carreras políticas, olvidándose de la vocación pública y social alabada en sus campañas.

Por eso confío en los procesos sociales y en las organizaciones comunitarias, aquí se hace verdadera política; aquella en donde el trabajo de todos y la capacidad de desarrollar ideas; lleva a lograr objetivos comunes (avísenle a los políticos de esto). Esperamos que en todos los territorios la gente se esta reuniendo y analizando sus procesos locales y sean ellos quienes lideren los verdaderos cambios que se necesitan, no los que las bancadas partidistas dicen ¡

SEGUIMOSUMANDO ¡

2 comentarios:

  1. muy cierto lo que usted dice... pero retomo lo del miedo heredado por años, ese miedo hablar, a mirar incluso a pensar de forma divergente, estamos haciendo más de lo mismo, reproducimos en esta sociedad aquello que precisamente no deseamos, son necesarios buenos líderes el problema es ¿cómo superar el miedo? como nos logramos descontaminar de tanta desonestidad social, donde el discurso dura lo mismo que dura el gusano en pico del pavo"..... (perdone mi expresión tan campesina) estudié la carrera que escogí porque creo q en algo desde mi humilde postura puedo aportar a ese cambio del que hablo, aportar a perder el miedo y poder así contruir una sociedad más justa... donde haya menos lobos vestidos de corderos al asecho de quienes puedan pensar o hacer algún bien.
    !debemos reconstruir¡ dígame cómo?

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  2. Yo ceo firmemente que la pobreza de nuestro país se basa en la desigualdad social (que sí efectivamente es tan añeja como el Padre Hurtado o más aún) y que no es un mero problema de divisiones partidistas y la falta de conciencia social es una hija dramática de la pobreza y de la nula voluntad de cambio por parte de quienes tienen el poder, económico y político, (añosos como los antecesores de Hurtado) y han cuidado del mismo como perros rabiosos. ¿Para qué cambiar un modelo que les ha dado tanto y los ha hecho tan poderosos a lo largo de tantos años?
    Las políticas sociales, los planes, los programas son parte de las políticas de un modelo de Estado, las personas que trabajan y piensan ese Estado son parte de ese modelo (representantes de un partido o no). Un modelo funcional a la desigualdad social, que no sólo abala la pobreza sino que le es imprescindible, que abala el modelo político binominal y una Constitución política dictatorial y profundamente antidemocrática. Un círculo poco virtuoso si los hay. Si no miramos atentamente este proceso podríamos confundir algunas cosas: creer, por ejemplo, que la culpa de nuestra situación es de los políticos y su desenfrenada carrera o un exceso de divisiones partidistas, sin embargo esto no llevaría a creer también que el poder está sólo acumulado en sus manos y que nosotros (los que no tenemos el poder) como sociedad no tenemos responsabilidad sobre ese proceso y por lo tanto no hay cómo cambiarlo. Reconocerse como “ciudadano” (con o sin conciencia social) es un buen punto que partida y que, coincido, son las organizaciones sociales y los procesos los que pueden romper (generar) círculos virtuosos dentro de modelos de país tan exitosamente desiguales como el nuestro. No hay una “verdadera política” y créeme que puedes empezar a desconfiar de muchas “organizaciones comunitarias” porque no generan ciudadanos sino más bien contribuyen a reproducir nuestro amado modelo jaguar (o felino que se le asemeje) de américa.
    Los partidos políticos nacieron como estructuras organizacionales de una época donde resultaron necesarios e imprescindibles (y puta que lo fueron!), al parecer (cosa que no me queda tan clara) hoy han perdido su representatividad, toda vez, que son instrumentos de un “modelo decadente” pero que por el momento sigue vivito y coleando. Ah, sí! Y cuando en América Latina dábamos por muertos a los partidos políticos (por obsoletos) resurgieron cual Ave Fenix, pero esta vez más llenos de ciudadanos militantes que partidarios a secas, pero entiendo que aquí no es ese el momento.
    Yo creo que las organizaciones (sociales/comunitarias) sí generan ciudadanía, es decir, empoderan a las personas en la toma de decisiones (cotidianas o no tanto) sobre temas del interés común, rompiendo en pequeños saltos con la individualidad egoísta de nuestro alabado modelo neoliberal. Democratizando lo antidemocrático y prendiendo luces para nuestro propio futuro. El ciudadano cuando se reconoce como tal ejerce su poder y responsabilidad sobre el Estado, y es ese empoderamiento del ciudadano el que va modificando “el modelo”, a “las políticas sociales” de ese modelo y finalmente también a “los representantes” populares (desde Pte. De Juntas de Vecinos hasta Presidentes de la República).
    Por último, creo que descargar la culpa de nuestra situación como país sobre los parlamentarios, sobre los funcionarios públicos partidistas o la falta de conciencia social es una mirada que no nos permite centrar la atención sobre nosotros mismos como actores dentro de los procesos y el poder conjunto para poder modificar las condiciones reales de existencia de nosotros y de los otros. O nos pensamos o nos piensan.
    (un abrazo!)

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